CONEXIÓN DE PERSONAS
Tan cerca y tan lejos. Durante mucho tiempo el vecindario de Butarque ha visto cómo un descampado por el que transcurrían las vías del tren les separaba de la estación de Renfe más cercana, la de San Cristóbal de los Ángeles. Apenas 600 metros de distancia desde algunas viviendas de Butarque, pero sin posibilidad de acceder caminando o, más bien, haciéndolo a través de un sendero inseguro e intransitable. En coche, dependiendo de la zona, hay hasta 4 kilómetros de un barrio a otro. Ahora, ambos barrios del distrito de Villaverde, están más cerca gracias a la pasarela peatonal que une el barrio de Butarque con el de San Cristóbal y permite acceder a los vecinos del primero a la estación de Renfe en apenas 10 minutos. Esta nueva vía de comunicación, diseñada con criterios de accesibilidad universal, ha reportado a los vecinos de ambos lados ventajas en su día a día.
Andrea y Marco (nombres ficticios), han cambiado esta semana sus rutinas para ir a su instituto en el centro de Madrid. Hasta esta semana, cogían un autobús de la EMT que les dejaba en la estación de Renfe de Villaverde Bajo. Nueve paradas y aproximadamente veinticinco minutos de trayecto. Desde el lunes 14 de noviembre de 2022, utilizan la pasarela para acceder a la línea de Cercanías C-3. Ganan tiempo a la ida, y a la vuelta, unos minutos valiosos cuando se trata de madrugar un poco menos y comer un poco antes.
Para Eusebia, no se trata de los estudios, sino de la familia. Su hija se mudó a Butarque hace cinco años. La distancia entre ambos domicilios es de casi 5 kilómetros, y en coche serían apenas diez minutos, pero ella no conduce, así que, para poder ir a verla y echar una mano con los nietos, algo que hace al menos tres veces por semana, cogía un autobús que tarda unos 30 minutos. En su caso, esta infraestructura le ha supuesto un ahorro de tiempo y también de dinero.
Gregorio Castrejón, que padece una gran discapacidad, vive en Butarque separado de sus nietos y la hija que lo cuida, los cuales residen en San Cristóbal. Durante el trascurso de la obra, pasaba horas delante de la valla ansiando el momento de que cayera el “muro” que lo separaba del resto de su familia. Por supuesto, cuando llegó el día en el que se retiró la valla definitivamente (y con algún que otro albañil trabajando con los últimos retoques) allí estaba Gregorio para tener el privilegio de ser el primer ciudadano en estrenarla.
CUIDADO DISEÑO
El trazado final, con una longitud total de 230 m, salva las vías del tren mediante una estructura metálica de cuidado diseño y un ancho libre de 3,5 metros, apoyada sobre pilares de hormigón armado culminados con capiteles de elegante factura. Los accesos están situados en la glorieta de la calle Hulla, en el barrio de Butarque y, por el otro lado, en una parcela ubicada junto a la calle Paterna, en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles. Las entradas en los extremos, al igual que el resto del recorrido se hacen mediante rampas diseñadas con criterios de accesibilidad universal.
Adicionalmente, la estructura también dispone de un acceso alternativo mediante escaleras en el lado del barrio de San Cristóbal que permitirá acortar la longitud del itinerario accesible.
Esta obra, ejecutada por el Área de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento de Madrid ha contado con un presupuesto de 2,9 millones de euros financiados por el Plan SURES de desarrollo de los distritos del sur y del este de Madrid, impulsado y coordinado desde el Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana. Los trabajos también han incluido el acondicionamiento de la zona en la parte de San Cristóbal y la creación de una zona ajardinada.
Tras muchos años de espera, los vecinos de ambos barrios han visto realidad un anhelo que llevaban reclamando desde hace mucho tiempo. No pasa inadvertido el hecho de que con esta obra quedan definitivamente comunicados dos barrios con una amplia diferencia de renta per cápita (el barrio de San Cristóbal, tradicionalmente de los más olvidados a la hora de la inversión pública, pasa además por ser uno de los más desfavorecidos de la ciudad). Por todo ello, esta pasarela es un ejemplo del compromiso del Consistorio con el reequilibrio y la cohesión territorial, así como con la mejora de la movilidad en tanto que dota a Butarque de un acceso al transporte público de alta capacidad del que carecía hasta ahora.
DESCRIPCIÓN TÉCNICA DEL PROYECTO
Con la construcción de dicha pasarela se pretende conectar la calle Paterna (San Cristóbal de los Ángeles) y la calle de la Hulla (Butarque), salvando la playa de vías ferroviarias existentes y permitiendo el acceso a los ciudadanos a los servicios próximos de los barrios colindantes, de forma cómoda, directa y segura.
El estudio GRAHEN INGENIEROS fue el responsable del diseño y la empresa Vías y Construcciones, S.A. la de la ejecución de esta pasarela peatonal metálica, de sección ovalada, apoyada sobre pilas y capiteles hormigón armado, con ancho libre de 3,5 m, accesible en todo su recorrido, de trazado en planta oblicuo respecto a las vías ferroviarias, que salva mediante seis vanos, una luz total de 230,25 m (53,55 m de rampa helicoidal de subida y 176,69 m en voladizo).
Se ha utilizado la tipología de celosía tubular arriostrada longitudinalmente mediante helicoides. La composición de la plataforma del tablero recurre a la estructura mixta por su flexibilidad constructiva, aprovechando además su operatividad para minimizar la afección al tráfico y conseguir la máxima facilidad del montaje.
La pasarela parte de la glorieta situada en la calle de la Hulla (Butarque), tiene un apoyo central en el terraplén existente entre las vías ferroviarias de la Línea de Red Convencional Madrid-Valencia Nord y la Vía de salidas de la playa del T.C.R. y la Vía del Apt-Cdg El Salobral. Desembarca, mediante un helicoide de radio de 13m en el solar situado junto a la calle Paterna (San Cristóbal de los Ángeles).
El encaje geométrico realizado está condicionado por el cruce de 6 vías ferroviarias sobre la estación de San Cristóbal de los Ángeles. Además, se ha tenido en cuenta el desnivel topográfico de 6,9 m, existente entre la calle Paterna (587,75 m) y la glorieta (594,65 m).
El tablero está formado por chapa colaborante tipo MT-60 de 1mm de espesor y losa de hormigón de espesor variable para facilitar un bombeo transversal constante del 1%. Está apoyado cada 1,875m sobre travesaños T150x90x10. Sobre el tablero se han extendido sucesivas capas superficiales sintéticas de polietileno y resinas epoxi que la dotan de la necesaria textura y rugosidad para el tránsito.
El acceso se ha proyectado mediante una rampa helicoidal y escalera independiente de hormigón armado contigua a la pasarela en la calle Paterna, para permitir el desnivel preceptivo para cumplir el gálibo vertical de 7,0 m respecto a las vías ferroviarias exigida por el administrador de infraestructuras ferroviarias (ADIF).
La rampa inicial de la zona de San Cristóbal desplegada para adquirir cota así como los estribos quedan elegantemente flanqueados por un estéticos muros de piezas prefabricadas rellenas en su interior.
Para su establecimiento, la pasarela se asienta mediante una cimentación profunda de micropilotes sobre suelo compuesto por arcillas y margas yesíferas. Es preciso despreciar 3,5m de rellenos antrópicos sobre nivel de rasante actual.
Finalmente, el Ayuntamiento de Madrid como promotor de la obra querría destacar que ha constituido un excepcional ejemplo de colaboración entre administraciones públicas, al concebirse y ejecutarse el proyecto en todo su ciclo de vida con la colaboración del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y el Ministerio de Defensa, sin los cuales esta obra ampliamente demandada por la sociedad nunca se habría podido hacer realidad.