Cuando hablamos de construcción lo primero que pensamos todos es en edificios modernos, en teatros, estadios, viviendas nuevas… pero hay otro campo dentro de la construcción tan especializado como necesario: la rehabilitación. Hace unos años que llegué a él sin ser muy consciente y poco a poco descubrí esa sensación de devolver la vida y la luz a edificios apagados.
El Beti Jai es un ejemplo de un patrimonio resucitado, que se encontraba en el olvido, el reloj se detuvo entre sus muros hace casi 100 años y envejeció apagándose, (hasta que recuperó su luz), pero este año queremos devolverle su luz.
La rehabilitación del frontón Beti Jai de Madrid
Para los que no conozcáis el Beti Jai os diré que es un edificio sorprendente, que atrapa a cuantos lo conocen, reúne muchas características para que esto sea así.
Cuando llegamos allí, recuerdo esa sensación de abandono, de deterioro y de oscuridad que trasmite todo aquello que parece paralizado en otro tiempo. Aún se podía intuir la majestuosidad que en otra época se vivía alrededor de él, aún palpitaba.
Detrás de una fachada en la calle de Marqués de Riscal, oculta durante años por mallas y andamios, se escondía un espacio salido de otra época, en pleno centro de Madrid, a unos pocos metros del imponente Paseo de la Castellana.
Jamás podrías imaginar a donde te llevaría ese pasillo lateral que antaño fue paso al café y que años más tarde se quedó encajonado por el vecino edificio, se trata de un frontón, y no uno de los que nos imaginamos ahora, es un frontón con unas gradas majestuosas casi casi como las de un teatro.
Esto que os he contado hizo que un día, hace muchos años, un grupo de personas se reunieran para sacarle del olvido en el que se encontraba, no sin ayuda de cuantos se iban encontrando a su paso (instituciones, vecinos, amigos, el ayuntamiento…) Quien pisa la cancha del Beti Jai por primera vez, jamás olvida esa sensación.
¿Cómo nació el Beti Jai?
El frontón fue concebido por Joaquín Rucoba, arquitecto de edificios como el Mercado de las Atarazanas, la plaza de toros de Málaga, el teatro Arriaga, entre otros, por encargo de varios empresarios a la cabeza de los cuales sobresalía el vasco Pepe Arana, considerado padre de la semana grande donostiarra y que hasta nuestros días ha sido objeto de la prensa por su tan polémica herencia.
Hace 125 años, el Beti Jai se inauguró un 29 de mayo de 1894 entre un gran revuelo puesto que aspiraba a ser el más emblemático de los cuatro frontones que por aquella época se llenaban en nuestra ciudad. Para el que no sepa qué es un frontón, son las instalaciones por extensión en las que se practican diferentes modalidades de los juegos de pelota.
Durante todo este proceso de investigación acerca del edificio y su historia, nuestra primera gran sorpresa fue comprobar que los cronistas deportivos de la época seguían y relataban el avance de las obras.
¡Imaginaos lo que eso suponía en ese tiempo!. En algunos de ellos se entreveían claramente sus intereses a favor o en contra de los empresarios que promovían el Beti Jai, por ejemplo en este articulo de El heraldo de Madrid del 27 de marzo de 1891.
25 años estuvo en funcionamiento de manera intermitente, hasta que en 1919 (hace 100 años exactamente) se solicitó la licencia para la apertura de un taller de coches y fue ahí cuando el Beti Jai comenzó su andadura hacia el olvido y el deterioro, con múltiples usos posteriores, pasa de mano en mano.
En el siglo XXI su degradación es aún más acusada, durante estos años son numerosas las intervenciones necesarias en su fachada, en su cubierta y en su interior, de hecho, incluso hubo un incendio que causó la muerte de un vigilante de seguridad y también fue ocupado.
Cómo surgió de los escombros
En el año 2008 nace la plataforma Salvemos el Frontón Beti Jai de Madrid con la intención de luchar por la recuperación del inmueble que promueve e impulsa la declaración como Bien de interés Cultural del edificio; un objetivo que se logró en 2011. Es importante recordar que el edificio estaba en manos privadas, unos años después, el Ayuntamiento se puso manos a la obra y al fin, en el año 2015, el frontón Beti Jai llega a la propiedad municipal.
La primera medida adoptada por el consistorio fue evaluar el estado en el que el edificio había llegado a sus manos y así es como se inició nuestra relación con el Beti Jai, justo al finalizar las obras de rehabilitación de nuestra tan querida PIaza Mayor
Algo más que la rehabilitación de un edificio, cada detalle cuenta
Tuvimos claro desde el principio el milagro que suponía haberlo encontrado así después de tantos años de infortunios. Nuestro trabajo se iniciaba por asegurar donde pisábamos y lo que teníamos entre nuestras manos.
Comenzamos por ese análisis del estado de la estructura, de dimensionar y fotografiar todo cuanto nos encontrábamos, aquí se abrió para mí un fascinante mundo que ha sido el uso de las nuevas tecnologías en rehabilitación de la mano de mis compañeros del departamento de innovación
Muy pronto descubrimos que el estado en el que parecía encontrarse el edificio no era únicamente una sensación, sino que existía un riesgo inminente de que partes de él desapareciesen, se comenzó con la consolidación del edificio de manera urgente siempre cumpliendo siempre fielmente con las exigencias y especificaciones marcadas por el grado de catalogación del edificio (el máximo), sin alterar la estética ni apariencia con la que el Beti Jai fue diseñado.
Poco a poco se eliminaron esas paredes que durante tantos años habían cegado y a la vez protegido todos esos arcos tan característicos del Beti Jai. Una de las sorpresas fue precisamente su buen estado de conservación gracias a su existencia. Volvieron a ver la luz esos remates de sus arcos descubriendo esa sensación de transparencia, vaporosidad y majestuosidad a las gradas.
En la rehabilitación del edificio ha sido necesario el refuerzo de la estructura evitando alterar su estética, el 95% de las viguetas del Frontón se han recuperado reforzándolas y protegiéndolas, son originales, incluyendo las que tienen esa curvatura tan característica que Rucoba diseñó para facilitar la instalación de las gradas.
Otro punto singular son sus fachadas, fue necesario mirar y remirar cuantas fotos hemos podido recopilar de todos los años de vida del Beti Jai dado el estado de degradación en el que se encontraban Continuando con este halo de suerte que acompaña a nuestro frontón hasta lo más insospechado fue posible recuperarlo.
Podríamos contar muchas curiosidades y detalles, un ejemplo fue el arco de influencia árabe en su fachada interior, lo poco que quedaba de él se deshacía en las manos, pero en el proceso de eliminar los innumerables tabiques falsos que nos encontrábamos, hallamos escondido en el interior su gemelo en un perfecto estado de conservación.
De esta manera pudimos obtener la plantilla para recuperar toda la decoración de este arco, un elemento muy representativo de esta fachada interior.
En la fachada a la calle Marqués de Riscal, nos ocurrió algo parecido con los escudos, capiteles, basas, balaustradas… pese a la agresión sufrida durante todos estos años de abandono, fue posible recuperar todos sus elementos unas veces reconstruyéndolos y otras usando moldes de piezas originales que igualmente fue necesario reparar.
El Beti Jai — como toda rehabilitación — nos escondía muchos enigmas, unos que hemos logrado descifrar a base de trabajo de investigación con cuanto se nos ha ocurrido y hemos tenido a nuestro alcance; y otros que solo quienes lo construyeron conocen, uno de los que si desciframos fue el material de cubrición de la cubierta que da a Marqués de Riscal. El tejado había sido renovado en época reciente con teja pero en el resto del frontón, donde se mantenía la cubierta original, el material utilizado era de zinc, así que siempre se pensó que este era el material original también de la cubierta renovada. Sin embargo, acopiadas en una esquina encontramos unas tejas y como todo en el Beti Jai, no eran unas tejas cualquiera eran unas tejas con una inscripción y un relieve muy peculiar.
Pronto averiguamos que eran las tejas originales, en 1884 se fundó esta tejería, aún hoy se conserva la nave en la que se instaló en Valladolid. Los periódicos hablaban de sus bondades años antes de la construcción del Beti Jai.Rucoba fiel a su línea de innovador, en una época en la que aun la teja plana no era muy común, decidid utilizar este material para el cuerpo mas señorial del Beti Jai.
Con estas tejas se han fabricado las reproducciones que hoy se encuentran instaladas en la renovada cubierta del Beti Jai.
Vuelve la luz al Beti Jai
El Beti Jai es el resultado del esfuerzo, la lucha y el trabajo de muchas personas, desde quienes han luchado todos estos años para que saliera de su oscuridad, pasando por los que han apostado por evitar que se derrumbara aun sin saber su uso definitivo, hasta los que con mucho mimo han replicado fielmente con sus propias manos cada uno de sus elementos cuidando cada filigrana y detalle. Especial mención requieren los técnicos del Ayuntamiento con Mariluz Sánchez Moral al frente. Han compartido con nosotros día a día este proceso luchando por un objetivo común, desde los inicios en los que parecía un trabajo francamente delicado y peligroso debido al estado en el que se encontraba el edificio, hasta su finalización en la que el Beti Jai ha recuperado su luz.
Cuando levanto la mirada en su renovada cancha no puedo evitar recordar aquellos días en los nos sobrecogía y preocupaba su delicado estado y sentirme muy orgullosa de haber podido participar en hacer realidad el sueño de muchas personas con mi trabajo.